Reviewed by María G. Navarro
Azafea: Revista de Filosofia (20): 265-268. 2018.
Esta obra destaca por aplicar una sencilla y
productiva técnica de composición en el análisis de los problemas de nuestra
época, a saber, la revisión y el análisis de la recepción de un clásico del
pensamiento político publicado por el sociólogo estadounidense Daniel Bell en
1976, Las contradicciones culturales del
capitalismo.
Con frecuencia, escuchamos juicios acerca de la
presunta devaluación de la función de académicos e intelectuales en las tareas
de diagnóstico acerca de conflictos y encrucijadas de nuestro tiempo. De
acuerdo con dichas presunciones, nuestra época sería tan compleja desde el
punto de vista tecnológico, cuando no científico e incluso técnico, que
impondría limitaciones insalvables a la producción académica relacionadas con
su efectiva distribución, la vigencia de su cultura de género discursivo y su
misma inteligibilidad; razón por la cual otros perfiles profesionales estarían
reemplazando en las redes e Internet el cometido otrora asociado con
intelectuales, investigadores y académicos.
Frente a este tipo de veredictos no sustanciados, este
libro destaca porque conecta al lector con tareas perennes de la indagación
académica tales como la de justificar la recepción de una obra, emprender una
revisión bibliográfica completa y ofrecer una respuesta ponderada acerca de
cuáles son los debates suscitados en torno a las contradicciones culturales,
políticas, sociales y económicas inherentes al capitalismo en el siglo xxi. Los autores lo advierten de manera
testimonial desde el principio: este libro conecta con las inquietudes de los
estudiantes que leyeron a Bell hace cuarenta años —o tal vez hace menos— porque
deseaban saber cuál sería el futuro del sistema económico y político. Así es
como una pregunta sencilla y honesta pone en marcha un mecanismo de composición
certero —el de la revisión y el análisis de la recepción— que, a su vez,
conecta con el lector de hoy.
Ana Noguera y Enrique Herreras muestran en primer
lugar las contradicciones del neoconservadurismo de Daniel Bell, sus luces y
sus sombras, en un libro —el que se reseña— del que ciertamente se extraen
sobre todo enseñanzas. La primera de ellas es la de entender el presunto
neoconservadurismo de Bell como efecto de su posición frente al impulso
hedonista y el espíritu consumista que han destruido la más elemental base
moral del capitalismo originario dando lugar a una sociedad que carece de civitas. Noguera y Herreras no desafían
los argumentos esgrimidos por Jürgen Habermas acerca de Bell quien, en efecto,
propuso el retorno a una concepción de la religión que consiguiera restaurar
valores como los de la disciplina y el esfuerzo, integrados en un sistema moral
de recompensas que ensalza la satisfacción protestante del trabajo. Sin
embargo, los autores realizan un auténtico trabajo de recepción que atiende al
pluralismo. Por ese motivo construyen un punto de vista más complejo acerca del
impacto de la propuesta del sociólogo estadounidense cuando atienden igualmente
a los argumentos esgrimidos por Adela Cortina para quien Bell tiene sencillamente
una postura ilustrada porque apela a un concepto de «religión civil» que indaga
en aquellos elementos con una función determinante para la cohesión social ya
que buscan crear una comunidad de significado entre individuos bien distintos.
De este tipo es, por ejemplo, el concepto de «hogar público» entendido como aquel ámbito de
administración de ingresos y gastos que es competencia del Estado y que se
contrapone tanto al «hogar doméstico» como a la «economía de mercado».
Las tesis de Bell se desgranan con detalle en la
primera parte del libro dedicada a analizar la teoría crítica y el
neoconservadurismo. Estas dos corrientes disputaron el espacio de análisis
acerca de cómo eran las sociedades del capitalismo tardío descritas de común
acuerdo como «posmaterialistas» tras los años de protesta de la década de 1960,
cuando las normas democráticas de la autodeterminación política sufrieron una
crisis sin precedentes en el capitalismo moderno.
En el diálogo entre neoconservadurismo (un discurso
dirigido, según los autores, a las élites gobernantes) y teoría crítica
(dirigida a los movimientos sociales) se consigue establecer un espacio
controversial dinámico para la recepción filosófica de las distintas
contradicciones descritas por Bell. De este tipo es, por ejemplo, la radical
contradicción cultural del capitalismo cuando este da lugar a un estilo de vida
alejado de la laboriosidad y del ahorro, pero también de la sobriedad y, sobre
todo, de la eficacia, porque se instala en una sociedad de consumo masivo «[l]o
cual provoca un gran dilema: que el modernismo cultural, autodenominado
subversivo, haya sido acogido por la sociedad burguesa, capitalista. Es decir,
una cultura derivada de sus creencias vacías, lo que conforma el estilo de vida
trivial, el de una masa cultural que quiere “emanciparse” o “liberarse”, pero a
la que le falta toda guía moral.» (p. 45).
Las contradicciones culturales consiguen irrumpir en
el capitalismo porque este fue concebido originariamente dentro de los límites
de una sociedad liberal con su propio ethos,
identificado con un sistema de recompensas para promover fines individuales y
no con una economía interdependiente con fines colectivos explícitos.
Ana Noguera y Enrique Herreras muestran la razón de
ser de las contradicciones del capitalismo apuntadas por Bell pero lo hacen en
conversación con algunos de sus intérpretes más destacados, tales como Adela
Cortina, Helmut Dubiel, Jürgen Habermas, Victoria Camps, Domingo García Marzá,
Fernando Vallespín, etc. La recepción llevada a cabo por sus autores permite al
lector ubicar las aportaciones de filósofos de nuestro entorno idiomático y
cultural en genuina conversación con académicos de otros lugares del mundo. El
libro contiene numerosas alusiones a conferencias dictadas y a encuentros académicos
de diversa índole. Como resultado de ello, esta publicación proyecta una imagen
sólida de diálogo vivo y obra coral, en sintonía con el objetivo de un libro
que se propone profundizar en la recepción y dilucidar qué respuesta cabe dar a
Daniel Bell.
Los autores establecen un hilo conductor que va
evolucionando a lo largo de la segunda parte de las dos que componen este
libro. En la segunda parte se debaten las aportaciones esenciales de Amartya
Sen, John Rawls, Victoria Camps, Gerard Cohen, Jesús Conill, Gilles Lipovetsky,
Antonio García-Santesmases, Daniel Innerarity, Robert Castel, Sami Naïr, Thomas
Piketty, etc. Ana Noguera y Enrique Herreras se refieren a las contradicciones
fundamentales del capitalismo en el siglo xxi,
pero dándoles el tratamiento de auténticos dilemas.
«Dilemas actuales» es la segunda parte de este libro y
constituye una aportación genuina, atenta a los desafíos de la actualidad
política nacional e internacional, así como a los efectos de la evolución desde
el capitalismo comercial al capitalismo industrial y, más tarde, al financiero.
Los autores de Las contradicciones
culturales del capitalismo del siglo xxi describen
los efectos del individualismo narcisista tan preponderante en la sociedad
actual. Para ello, asumen igualmente la determinante senda marcada por Max
Weber y su concepción sobre el capitalismo y la influencia de las religiones
como factor de configuración sociocultural. Pero añaden a dicha tradición de
pensamiento social, moral y político argumentos éticos y económicos que
respaldan la tesis a favor de la profundización desde un Estado del bienestar a
un Estado de justicia que inspire de veras una nueva política con la que poner
freno a la nueva cultura social generada por la el capitalismo financiero.
María G. Navarro (2018) Reseña de "Las contradicciones culturales del capitalismo: una respuesta a Daniel Bell" de Ana Noguera y Enrique Herreras. Azafea: Revista de Filosofia (20): 265-268
María G. Navarro (2018) Reseña de "Las contradicciones culturales del capitalismo: una respuesta a Daniel Bell" de Ana Noguera y Enrique Herreras. Azafea: Revista de Filosofia (20): 265-268
No comments:
Post a Comment