Tratado de una hermenéutica analógica. Hacia
un nuevo modelo de interpretación
by Mauricio Beuchot
Editorial
Itaca, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 2005
Reviewed by
María G. Navarro
La
tercera edición del Tratado de
hermenéutica analógica se hace eco de las sugerencias y propuestas
suscitadas a partir de la que fuera su primera edición en el año 1997. Entre
los muchos interlocutores que han acogido con interés la propuesta de una
hermenéutica analógica, están Emerith Coreth y Paul Ricoeur, cuyas valoraciones
sobre la pertinencia de una lectura en clave analógica de la hermenéutica
filosófica se recogen en este Tratado de
hermenéutica analógica.
En este Tratado,
Mauricio Beuchot da cuenta no solamente de la naturaleza, metodología y
elementos radicados en el acto interpretativo, esto es, no sólo ahonda en la
concepción de la hermenéutica en tanto hermenéutica docens y hermenéutica utens,
sino que ofrece también una visión del sentido de la hermenéutica en el
conjunto de las corrientes del pensamiento, en las que ésta ha jugado un papel
determinante.
El Tratado de una
hermenéutica analógica es, en buena medida, el resultado de la comprensión
del alcance y efecto transformador de la dimensión hermenéutica del pensamiento
sobre la filosofía contemporánea.
Esto se pone de manifiesto en el recorrido
que el autor ha conseguido trazar en este tratado, y cuyas secciones dan buena
cuenta de lo que aquí se anota: Tradición
e innovación en hermenéutica; La argumentación en la hermenéutica: el paradigma
de Perelman; Hermenéutica y filología clásica; La hermenéutica y la epistemología
del psicoanálisis; Semiótica y hermenéutica.
A esto hay que añadir que este
Tratado comienza con una presentación
del problema hermenéutico cuya incursión sirve al autor para destacar la
necesidad de hacer hincapié en el modelo analógico subyacente a la hermenéutica,
en tanto ésta instituye una visión particular de la naturaleza de la
racionalidad.
La analogía, un camino intermedio entre la equivocidad y la
univocidad, constituye a juicio del autor uno de los elementos más esenciales
en la tradición hermenéutica por estar entrañada en el modelo de racionalidad
que tal tradición ha reelaborado y recreado.
A la fundamentación de tal punto
de vista están dedicadas las dos primeras secciones: Constitución y método de la hermenéutica en sí misma; Los márgenes de la interpretación: hacia un
modelo analógico de la hermenéutica.
Por tanto, a juicio mío, son dos los bloques y temáticas que
estructuran este Tratado de una
hermenéutica analógica, a saber, por una parte: la propuesta que Mauricio
Beuchot lleva gestando desde hace lustros en torno a una hermenéutica
analógica; y de la otra: un auténtico mapa de líneas de acción e influencia de
la teoría hermenéutica sobre otras importantes teorías y vertientes de la filosofía
analítica, tal es el caso de la teoría de la argumentación representada,
paradigmáticamente, en la obra de Chaïm Perelman (pág. 81).
En este mismo
sentido, cabe reseñar la conexión establecida entre hermenéutica y filología
clásica, así como la que vincularía a la hermenéutica con la epistemología del
psicoanálisis (pág. 156), la del sistema semiótico greimasiano (pág. 171) y la
complementariedad de la hermenéutica y la semiótica (pág. 181).
El Tratado está
articulado respetando la temática anunciada, y aquí sólo se agrega que, a fin
de ofrecer al atento lector una visión rápida sobre la naturaleza de la
propuesta que éste Tratado alberga,
caben distinguir dos líneas de exposición: la que convergiría en la necesidad
de una concepción analógica de la hermenéutica, y la que, siguiendo con
atención el devenir de la filosofía contemporánea, traza la actualidad de ésta
en clave hermenéutica, y vierte luz sobre el modo en que, a su vez, diferentes
corrientes de la filosofía han renombrado el problema hermenéutico.
Por
consiguiente, cabe observar en este Tratado
una dimensión y un cierto afán histórico, y ello en razón de que, si se
analiza con detalle, sería de justicia que la historia de los efectos de la
comprensión hermenéutica de la filosofía sobre otras corrientes de pensamiento
hubiera de formar parte de la historia interna de aquélla.
En este sentido,
cabe plantearse que el Tratado de
Beuchot resulta un complemento y una ampliación de gran valor a la obra
emprendida por Mauricio Ferraris en su Storia
dell’ Ermeneutica. Con la diferencia de que en este Tratado, y en las
secciones referidas líneas arriba, se analiza la historia de los efectos de
ésta sobre corrientes de investigación en las que no se recala en aquélla Storia.
Es de particular interés la progresiva descripción de la
hermenéutica, en tanto teoría, llevada a cabo en este Tratado. Beuchot recoge acepciones subyacentes a la hermenéutica
utilizando sus conocimientos del pensamiento aristotélico y su formación dentro
de la filosofía medieval, de donde procede, por ejemplo, su insistencia en la
semejanza de la hermenéutica con la lógica (como corpus que ha de ser, también, arte y disposición de procedimientos
que aplicar en todos los razonamientos; en virtud de ello, se da en la lógica,
tanto como en la hermenéutica, una doble dimensión, a saber, la de su
aplicación de reglas y principios metodológicos o lógica utens y la de su contenido en tanto en cuanto teoría de la
interpretación o lógica docens).
Podría
decirse que, esta distinción realizada por Beuchot, es muy sugestiva, ya que
implicaría que en la racionalidad hermenéutica cristalizan las dos dimensiones
afamadas y con las que, como es sabido, H.-G. Gadamer vertebró la primera y
segunda parte de Verdad y método, a
saber: la dimensión del arte pero también la de la ciencia, por consiguiente,
la de la lógica utens pero también la
de la lógica docens, tomadas en un
sentido suficientemente laxo y que llegaría a vincular a la hermenéutica, en tanto
teoría, con el examen de la argumentación y los procesos de comprensión en ella
entrañados y de ella derivados.
El método de la subtilitas está vinculado a la relación que en la hermenéutica se
juega entre una lógica utens y una
lógica docens. En los procesos de
comprensión se efectúan razonamientos de naturaleza abductiva y se procede
según principios de interpretación generales, pues bien, éstos sólo se pueden
poner en práctica según el consabido arte de la sutileza que, como nos recuerda
Beuchot, fue divida por J. J. Rambach en su Instituciones
hermeneutica sacrae y renombrada por Ortiz-Osés como: subtilitas intelligendi, subtilitas explicandi y subtilitas applicandi.
No hay arte de la
sutileza que no tenga consecuencias sobre el alcance y sentidos de la verdad;
de manera que a aquel arte le seguirían tres distinciones en lo que respecta a
la creación de efectos verdad, a saber, que existe una verdad como coherencia,
una verdad semántica y una verdad pragmática.
Podría decirse que la
hermenéutica es, de alguna manera, el arte de la sutileza en relación a estos
tres modelos de verdad, cuyo desarrollo constituye un largo episodio de la
historia de la filosofía occidental, y que cristaliza en importantes debates, a
saber, el debate en torno a la intertextualidad implícito en la perspectiva
sintáctica de la verdad, el debate realista que preside en la concepción de la
verdad como correspondencia o adecuación y el devenir pragmático de la
filosofía tras el giro lingüístico.
Este último devenir, el de la concepción
pragmática de la verdad, ha ocupado desde el principio un lugar señalado en las
polémicas jurídicas y exegéticas de la teoría de la interpretación en tanto subtilitas applicandi; me estoy
refiriendo, claro está, a la problemática de la intentio auctoris.
Pero va más allá de esta legendaria polémica, y
se enriquece con la problemática peirceana en torno a la naturaleza del
razonamiento abductivo o al proceso descrito por D. Davidson acerca de la
conversión de teorías previas en teorías aprobadas.
Estas problemáticas que
convergen, en cierto modo, con un modelo pragmático de verdad, constituyen uno
de los campos en los que la lógica de la racionalidad interpretativa y
abductiva ha supuesto un punto de inflexión y de encuentro con la filosofía
analítica, así como con la actual teoría de la argumentación.
Sin duda, el
potencial teórico de estas polémicas y convergencias se auguran creativas
(¿podría llegar a trasformarse la formulación del problema del subjetivismo
epistemológico dando lugar a un renacimiento, en clave hermenéutica, de uno de
los problemas esenciales de la filosofía, a saber, el problema de los
principios?) y, en razón de ello, Beuchot las analiza y contempla en la primera
sección de este Tratado que versa
sobre la constitución y método de la hermenéutica.
Como muestra un botón: en el
estudio que Alfonso Monsalve realizó sobre el pensamiento de Chaïm Perelman y
Lucie Olbrechts-Tyteca hay unos párrafos dedicados al análisis de las llamadas
‘peticiones de principio’, sostenía aquél que infringían la lógica
argumentativa aunque no quebrantaban ningún principio de inferencia lógica. Si
esto es así, sin duda se debe a la concesión de un estatuto lógico de las situaciones
argumentativas, en las que la pretensión de corrección formal va unida a la
función interpretativa y persuasiva, mucho más compleja que el mero
revestimiento lógico de las proposiciones y sus juntores.
Mauricio Beuchot indaga en la tradición, metodología y
lógica de la hermenéutica, así como en la presunta virtud inherente al
ejercicio de la subtilitas applicandi que
todo hermeneuta actualiza, y todo ello a la luz del concepto de ‘analogía’.
Si
analizáramos la condición de posibilidad de la racionalidad hermenéutica ésta
habría de ser la misma que aquélla, pues es en virtud de la analogía como se
puede encontrar una figura intermedia entre la pura equivocidad y el mero
univocismo. La lógica implícita en el razonamiento analógico está sustentada en
la noción de ‘distinción’; con ella, no sólo se enriquecen sino que se
construyen y dirimen los problemas filosóficos fundándose éstos en las
posibilidades inherentes a la lógica tópica rescatada por Perelman en su Nueva retórica, y siendo esto así incluso
cuando se analiza la condición de posibilidad de una verdad apodíctica y
metafísica, habida cuenta de que la experiencia de la totalidad se nos da a
través del universo histórico de la comprensión a cuyos condicionamientos y
límites se ve supeditado todo idealismo trascendental.
El atento lector conocedor de la reproposición hermenéutica
de la filosofía encontrará en este Tratado
un acicate para proseguir enriqueciendo sus conocimientos con las últimas
propuestas y conexiones que el paradigma de una racionalidad hermenéutica
entraña.
No obstante, aquel otro que busque una iniciación en dicho ámbito,
encontrará igualmente en este Tratado de hermenéutica
analógica un libro en el que se da razón de los problemas de la tradición
hermenéutica con erudición y sencillez, encontrándose en él tantas joyas para
la actividad investigadora en el texto central y en sus nutridas notas a pie de
página, como pedagógicas conclusiones al final de las secciones.
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